30 de novembre de 2020 //
Un día como hoy de hace unos años, recuerdo las sensaciones de cuando te vi por primera vez. Cuando toqué tu delicada piel, cuando respiré tu dulce aroma de bebé. Recuerdo como te agarraste a tu madre y como me clavaste tu mirada nada más nacer. Un día como hoy de hace unos años, recuerdo las sensaciones de cuando te vi por primera vez. Cuando toqué tu delicada piel, cuando respiré tu dulce aroma de bebé. Recuerdo como te agarraste a tu madre y como me clavaste tu mirada nada más nacer.
Vi unos ojos negros enormes, una mirada nueva y abrumadoramente trasparente que se clavó en mí. Aquella mirada terriblemente potente y sincera , dirigida por el ser mas pequeño y frágil que había visto en mi vida, me hizo sentir el hombre más vulnerable del mundo.
Soy afortunado, recibí un incalculable tesoro, fuí blanco del primer gesto, de la primera expresión de amor, la primera comunicación de una nueva vida. Aquella mirada me penetro, me impactó y me giró el corazón.
También me hizo sentir por primera vez en la vida un terrible desgarrador y frio miedo, un miedo atroz abrazado de un inmenso amor impossible de describir ni imaginar antes de haberte conocido, miedo a perder el único amor de mujer capaz de dar sentido a la vida de un hombre.
Después de ese corto instante mágico, grabado a fuego en mi memoria para siempre, desperté y escuche tus lloros reclamando nuestra protección y nuestro amor, dseguidamente abrí mis brazos y tu madre y yo nos fundimos contigo en un núcleo intenso y compacto de tres, donde besé a la mujer de mi vida y al amor que te trajo junto a mí.
A mi hija Violeta en el dia de su 7º cumpleaños.Te quiere, tu padre.
Sergio Hernández