2 de març de 2020 //
Hace 14 años compramos un piso en Santa Perpètua, era nuestro sueño. Firmamos una hipoteca subrogada y añadimos otra. Nos vendieron el IRPH como el índice más seguro y de subida lenta. La cuota inicial fue de 1.175 euros que en aquel momento era perfectamente asumible. El piso costaba 300.000 euros y la tasación fue de 426.000 euros, la que pusieron en la escritura. Lo que se nos dijo sería un imposible, (que el IRPH alcanzara el 7%) ocurrió, alcanzando el 6,96% y nuestra hipoteca pasó a 1.982 euros, algo inasumible. Tuvimos que vender el trastero, jamás habíamos debido ni cinco céntimos y no queríamos fallar ni un recibo. Acudimos a nuestros padres pero, las desgracias no vienen solas y caí enferma. Intentamos por todos los medios negociar con La Caixa: pasar a Euribor, ampliar años, que nos cobrasen una parte hasta recuperarnos... rechazaron todas las opciones.
Por recomendación de un abogado, dejamos de pagar porque, según nos explico, ésta era la única manera de iniciar la negociación. Habíamos pagado más de 160.000 euros de intereses y no habíamos amortizado capital. Dejando de pagar, empezó la negociación y solicitamos la dación en pago (el peor calvario de nuestra vida). Aceptaron la dación pero valorando la vivienda en 180.000 euros y no en los 426.000 de tasación de compra, un robo a mano armada que no aceptamos. Finalmente y, según nos dicen, por caridad nos ofrecen alquiler social sin posibilidad que ningún familiar o nosotros mismos pudiéramos comprar la vivienda y, por tres años. El 14 de marzo finalizan los tres años de alquiler social, que no han querido renovarnos, y debemos abandonar la vivienda. Nos marchamos un mes antes. Mi salud ha empeorado terriblemente, la de mi marido también. El día que entregamos las llaves pusieron una puerta de hierro antiocupas y un gran letrero en el balcón Pis en lloguer.
¿Dónde está la Fundación La Caixa? 14 años de pesadillas de la que no sé si podremos despertar algún día.
María Ángeles Martín. La Creueta