Entre la ciudadanía perpetuense hay músicos y cantantes y uno de los más laureados es Juan Manuel Caro que dispone de una treintena de premios, entre primeros, segundos y terceros, en certámenes siempre dedicados al flamenco. Unos cantes que él aprendió en su casa y que el día que se atrevió a cantar en público le supuso un cambio en su vida ya que desde entonces, hace 52 años, no hace más que subirse a escenarios a cantar. Lo ha hecho en concursos y en peñas y entidades de Cataluña para divertirse y para mantener la cultura de la tierra que lo vió nacer. Ahora la FECAC le ha homenajeado junto a dos cantaores más y un guitarrista por toda una vida dedicada a transmitir el flamenco fuera de Andalucía. Al maestro se le puede seguir los viernes por la mañana en Ràdio Santa Perpètua.
El 24 de febrero Juan Caro fue unos de los protagonistas del I Homenaje a nuestros maestros que organizó la FECAC. ¿Cómo fue?
Fue maravilloso. Yo estuve con nervios y algo de miedo toda la semana porque nunca se sabe la reacción del público. La organización muy bien, sobretodo por Paco Garfia, que dirije la sección de flamenco de la FECAC. Yo fui el primero en romper el hielo porque era el más joven de los cuatro homenajeados. Antes de empezar a cantar se proyectó en la pantalla un documental grabado en casa sobre mis inicios y lo que yo pienso del flamenco. Salieron los trofeos ganados a lo largo de la vida y más de treinta fotos de actuaciones y al final un mensaje de mi hijo Juan Ramón que me emocionó tanto que empezé a llorar. Fue muy emotivo y difícil de ponerse a cantar después de tanta congoja. Pero hice tres cantes y a la gente le gustó.
¿Cómo se siente uno cuando le reconocen la trayectoría artística y la valía de mantener la cultura andaluza fuera de Andalucía?
Orgulloso de mí mismo y de lo que hemos hecho por las peñas, por la labor inaugurando peñas y potenciando a través de actos a los que íbamos invitados a cantar para atraer a gente y posibles socios. Por fin se ha reconocido. Tenía que haber sido antes, pero nunca es tarde si la dicha es buena.
¿Cuándo empezó a cantar?
Empezé a cantar desde chiquitito en casa porque mis padres ya cantaban, pero en público no canté hasta los 18 años cuando nos trasladamos a Barcelona. Un amigo me llevó a la Casa de Andalucía de Barcelona, que fue una de las primeras en fundarse, y allí canté y a la gente le gustó porque aplaudieron y como yo ya llevaba el gusano dentro, el veneno en la sangre pues cada semana íbamos a un sitio diferente a cantar porque nos lo pasábamos bien.
¿Cómo sabes si uno vale para cantar flamenco?
Hay que perder la vergüenza y que te reconozcan que lo haces bien. Yo conozco gente que cantando muy bien se han retirado por un fracaso. Yo, en 50 años cantando, no he recibido un silbido. Habré cantado mejor o peor. También hay que tener vista porque el cante flamenco hay que hacerlo con la cabeza, la garganta y el corazón. Yo siempre he cantado con la cabeza y he mirado siempre antes de cantar los tonos para no encontrame que no llegaba. El flamenco necesita ser cantado con el corazón para llegar a la gente y eso es lo más importante.
A lo largo de su vida ha participado en concursos y certámenes de cante jondo y flamenco. ¿Cuáles han sido los más importantes o qué recuerda especialmente?
Hay cosas positivas y negativas de los concursos. A veces los jurados eran familiares de concursantes y los puntos dejaban mucho que desear. Pero antes se convocaban muchos y había mucho nivel. Ahora las entidades tienen que tirar de subvenciones de la FECAC y recortar los premios o los guitarristas para seguir organizándolos. Primeros premios han sido aquí en Santa Perpètua (1981, 1982 i 1986), En 1981, en La Floresta, el Concurso de Cante Jondo de La Llagosta lo gané en 1984 i 1986 y los últimos en el 2006 en Juan de Arcos de Badalona y en La Taranta de Linares. Segundos premios más. También terceros y fui finalista dos veces en 1981 en el programa de TVE Gente Joven.
¿Continúa cantando?
Sí, sí. A mí me gusta mucho. Canto en casa y fuera donde me dejan. Hay peñas y entidades que nos van llamando y vamos a echar el rato y pasarlo bien.
¿El flamenco lo heredó?
Mis padres cantaban muy bien. Mi madre imitaba muy bien al Sevillano, tenía el gorgoreo en la voz. Y mi padre bailaba, tocaba la guitarra y cantaba, era un todo terreno. Pero ninguno se dedicó a cantar en público. El público eran los compañeros en el campo y los vecinos que todos cantaban o tocaban.
¿Y lo ha pasado a las nuevas generaciones?
Sí, claro. Mis dos hijos son guitarristas. Al mayor, Juan Ramón, con 11 años lo llevé a clase de guitarra con otros chavales que ya llevaban tres años y, como tiene muy buena memoría, y eso es muy bueno para la música y dotes para la guitarra, en un curso alcanzó el nivel de los otros. Era tan bueno que lo saqué en seguida en mis actuaciones para acompañarme. Iba en pantalón corto y de ahí para arriba como la espuma. Él se gana la vida profesionalmente con la guitarra. Y al pequeño, David, también lo puse a dar clases y también es muy bueno pero su vida profesional es en la banca. El día del Homenaje ha sido él quien me ha acompañado en el escenario.
¿Por qué cante flamenco y no otro?
Eso se lleva en la sangre. El flamenco lo tienes que sentir y que te gustes tú mismo cuando haces alguna cosa que está bien. A mí me ha pasado de lanzar un quejido alguna vez y me ha dado repeluco. Debe ser de los únicos cantes que son tan sentimentales. Dicen también de las canciones de los negros cultivando algodón porque el cante flamenco también nace de la gente del campo, no es de gente rica sino más bien de penalidades.
Para la gente que se quiera iniciar en el flamenco ¿qué debe hacer para acercarse a este estilo musical?
Hay que escuchar atentamente. Hay que reconocer el esfuerzo del cante flamenco porque hay que apretarse en la silla. Es más difícil que otros. Y ver si uno siente algo cuando lo escucha. La afición puede entrar escuchando y verlo en directo puede ser ya la definitiva. Artistas hay muchísimos. De cantes primitivos El Agujetas, por ejemplo, es un grande para escuchar. El flamenco cuando se mete en la sangre es como un veneno ya no sale.
Juan Caro es colaborador de Ràdio Santa Perpètua, ¿desde cuándo?
Desde el 2003 ya más fijo, pero antes había venido con El Patillas y Angelines Guerrero. Alberto Marín me pidió de venir y luego ya yo sólo y en los últimos años con Andrés hacemos Recordando Andalucía. Además de poner canciones esta temporada también visitamos localidades andaluzas y nos enteramos de cosas de la cultura y gastronomía actuales que está muy bien.
Perfil
Juan Manuel Caro llegó a Barcelona desde la localidad sevillana de La Campana y fue en la Casa de Andalucía de Barcelona donde por primera vez cantó en público. Tenía 18 años y desde entonces no ha dejado de subirse a un escenario. La pasión por el flamenco la mamó de sus padres y él la ha traspasado a sus hijos. Los dos son guitarristas y el mayor, Juan Ramón Caro, de reconocido prestigio que le permite ejercer su profesión. Ambos son un orgullo para su padre, Juan Caro, al que podéis escuchar cada viernes a les 12 del mediodía en la sección Recordando Andalucía de Ràdio Santa Perpètua. Pero, la colaboración de Caro con la emisora municipal comenzó en 2003 junto a Alberto Marín en Lo más flamenco. En el verano de 2005 se atrevió a hacer en solitario La Hora de Andalucía. Estos dos programas, aunque con diferente nombre, estaban vinculados a un convenio con el Centro Cultural Andaluz de Santa Perpètua. Ahora, ya jubilado como barnizador, continúa aplicado en su faceta como cantaor.
Foto: Juan Caro a l'escenari del I Homenaje a Nuestros Mayores de la FECAC / Josep Cano