Jonatan Miró es vecino del barrio de la Florida y, a pesar de no tener su residencia fija en Santa Perpètua por motivos profesionales, reconoce acabar siempre volviendo a su casa, con su famIlia. Siendo tan solo un niño, empezó su formación en el mundo del baile y sus destacadas aptitudes lo han consagrado, a la edad de 34 años, como un artista en el mundo del flamenco y de la danza. En esta entrevista en l’Informatiu, Jonatan Miró expresa tener una asignatura pendiente con Santa Perpètua pues no ha actuado nunca en su ciudad. Hablamos con él via telefónica, ya que reside en Madrid, y nos explica como vive su pasión por el flamenco y cuáles son sus planes de futuro.
Comenzaste en el mundo de la danza flamenca siendo un niño. ¿De dónde y cómo te nació esa pasión a tan temprana edad? ¿Tuviste algún referente, algún familiar o esa pasión nació únicamente de ti?
El tener familia llegada de Andalucía tuvo bastante influencia en mi relación con toda la cultura del sur y en especial con el flamenco. Tengo recuerdos, desde muy pequeño, bailando mientras mi abuela materna me cantaba canciones. Con cinco años, mis padres me apuntaron a una escuela de baile porque vieron que me gustaba. Con esa misma edad empecé a actuar en los centros culturales andaluces. Entonces, Santa Perpètua no tenía propios e iba al municipio vecino de La Llagosta. Durante los fines de semana iba a bailar por las peñas andaluzas y hasta el día de hoy no he dejado de bailar.
Estuviste viviendo en Santa Perpètua pero para seguir tu formación fuiste a los mejores centros de danza flamenca de España. Desde entonces has conseguido una compleja formación en el mundo del flamenco. ¿Cómo te sientes al mirar atrás y ser consciente de todo lo que has conseguido hasta ahora?
Siento muchísima satisfacción y orgullo por haber alcanzado mi sueño. Siendo tan solo un niño fui capaz de marcharme para seguir con mi formación y eso fue realmente duro, la añoranza por la familia. Pero después de todo lo he conseguido y, además, el mundo de la danza no es un mundo nada fácil, requiere mucha disciplina, trabajo y rigor. Es un campo muy sacrificado. No puedes relajarte ni un instante, es un mundo de continua evolución y jamás dejas de aprender.
¿Quiénes han sido tus referentes?
Los que más me marcaron fueron José de la Vega, la Tani y la Chana, una grandísima bailaora de Barcelona. A parte de ellos, la grandísima Carmen Amaya, también de Barcelona, es la persona de quien más me he nutrido. En cierta manera me he sentido identificado con ella. También he tenido la gran suerte de ser la última generación que ha tenido el privilegio de trabajar con grandes genios como Antonio Gades o Pilar López.
Te han visto actuar en muchos teatros, en muchos países y escenarios, pero no te hemos visto en Santa Perpètua.
A mí me encantaría tener el reconocimiento de mi pueblo y tengo una asignatura pendiente. Estaría encantado de participar cuando el pueblo me requiriera. La verdad es que no se me conoce demasiado en Santa Perpètua, pero las cosas vienen como vienen y yo estoy muy contento y agradecido con este pequeño reconocimiento en el periódico local.
Después de actuar en los mejores teatros del mundo y participar en espectáculos como Belmonte o Pinocchio, en 2010 estrenas tu propio espectáculo, Momentos, junto a otros dos grandes artistas. ¿Por qué decidiste aventurarte en el proyecto?
Después de una primera etapa de trabajo con grandes profesionales, decidí empezar proyectos en solitario y crear un proyecto junto a dos grandes profesionales y compañeros. Fue una experiencia muy bonita, una primera propuesta en solitario, firmada por nosotros, con la que hemos estado en muchos países y recibimos muy buenas críticas. Críticas que nos han inyectado una gran dosis de optimismo y alegría.
Has impartido cursos de flamenco en países culturalmente muy diferentes como Rusia, China, Japón, Costa Rica o Estados Unidos. ¿Cómo te adentraste en esta faceta de ser maestro a nivel internacional?
El tema de la docencia no ha sido una cosa meditada, surgió de manera esporádica. El flamenco tiene una gran proyección y magnitud a nivel internacional y son los mismos centros de danza los que te solicitan para impartir cursos cuando te trasladas para ofrecer espectáculos. La de la docencia es otra actividad que voy alternando junto con las actuaciones y el tablao. Es muy curioso como en algunos países como México, Japón, Argentina y Brasil tienen un altísimo nivel de baile flamenco. Japón, por ejemplo, lleva más de 40 años exportando flamenco y es el país que más me sorprende con un altísimo nivel. El mito que dice que el flamenco se lleva en la sangre o solo lo baila el que es de la tierra no la comparto para nada. Al final es una cuestión de sentimiento, de pasión.
¿Está el flamenco más valorado en el extranjero que en su propia casa?
El flamenco está mucho mejor valorado a nivel social en el extranjero que en el propio país, no tiene nada que ver. En España se acostumbra a relacionar el flamenco con cosas que no tienen nada que ver y es una pena.
¿A qué crees que es debido?
Esta situación ha podido provocarse por las circunstancias que se dieron en una etapa política oscura de nuestro país que suele relacionar este arte con esa época. En general se tiene un gran desconocimiento del flamenco y existe mucho estereotipo en su propia cuna.
Describes el tablao flamenco como algo vital para ti como artista, ¿es quizás el ámbito del flamenco que más te gusta y te aporta como profesional?
Es donde hay más libertad para expresarse y ser uno mismo. Al hacer un espectáculo o actuación existen unas pautas que debes marcar o cumplir y eso en el tablao no pasa. Se hace flamenco ortodoxo donde todo el mundo se desarrolla con total libertad, sin tener nada planeado, únicamente con el guitarrista o con el cantaor. Lo maravilloso de ese campo, del tablao, es que es una total fuente de inspiración y son increíbles las cosas que surgen y los sentimientos que emergen.
Desde 2011 asumes la dirección artística del tablao madrileño Villa-Rosa donde actúas junto a numerosos artistas. ¿Qué tiene de especial este tablao?
Desde muy pequeño, mi meta era abrir un tablao. Será la ley de la atracción o no lo sé, porque de golpe me llamaron y me ofrecieron la dirección del Villa-Rosa, el más antiguo que existe, con 113 años. El encargo fue un reto para mí por todo el significado que comportaba el lugar, un santuario del flamenco. Yo quería darle la dignidad y el estatus que siempre había tenido este sitio y creo que lo estoy consiguiendo. A día de hoy tenemos grandes figuras del mundo del flamenco en el tablao.
Estás creando tu segundo espectáculo en solitario. ¿Cómo lo afrontas? ¿Qué novedades tendrá respecto a tu primer proyecto?
Estoy inmerso en mi segundo proyecto en solitario en el que estoy en pleno proceso de creación. Aún hay muchas cosas en el aire pero la dirección artística ya está cerrada y va a ir a cargo de Rafael Escedes y Valeriano Paños. El espectáculo se llamará La Confluencia.
¿Es este tu proyecto de futuro que más te ilusiona?
Me gustaría dedicarme a la dirección y abrir una escuela en Santa Perpètua, mi casa, de todo tipo de danzas académicas. No descarto abrir este centro antes de terminar mi carrera, me hace especial ilusión, sinceramente. Crecí y me crié en Santa Perpètua. Toda mi familia vive aquí. Para mí, mi casa es esta, donde siempre vuelvo.
Perfil
Nombre: Jonatan Miró
Profesión: Bailarín / Bailaor
Lugar y año de nacimiento: Barcelona, 1981
Vecino del barrio de la Florida, Jonatan Miró se fue de Santa Perpètua cuando tan solo era un niño para empezar su formación como bailarín. Se forma en el Instituto del Teatro de Barcelona, donde se tituló en Danza Española y Flamenco. También estudió en el Real Conservatorio Profesional de Danza de Madrid y en el taller estudio de la Compañía Andaluza de Danza. Miembro del Ballet Nacional de España, trabajó directamente con célebres genios del baile español como Pilar López, José Granero y Antonio Gades, entre otros. Tras cinco años en la compañía estatal, decide abandonarla para emprender nuevos proyectos artísticos. En 2007 recibe el premio al mejor bailarín sobresaliente en el XVI Certamen de Danza Española y Flamenco y en 2010 estrena su propio espectáculo, Momentos. En 2011 asume la dirección artística del antiquísimo tablao madrileño Villa-Rosa, donde sigue actuando cada noche junto a numerosos artistas. Actualmente, compagina su labor con colaboraciones en compañías como la de Marco Flores o Manuel Liñan y está en pleno proceso creativo de su segundo espectáculo en solitario. Ha estado nominado en numerosas ocasiones a premio del gremio de las artes escénicas como los Premios MAX.
Foto: El perpetuense Jonatan Miró durante una de sus actuaciones / Diego Gallardo López