19 de novembre de 2015 //

Preocupado veo yo al señor Insa por el cariz que está adquiriendo el devenir político catalán y las posibles consecuencias del fracaso en el “Procès”. Sí, no le faltan motivos para manifestar su desencanto con los tejemanejes y disensiones que en estos días mantiene ocupados a los líderes del independentismo; al fin y al cabo, lo que se está debatiendo no es ni más ni menos que la justificación de la ruptura. Por un lado el discurso de la CUP viene a afirmar que es necesario un cambio ideológico anticapitalista radical en la concepción del Estado y para este fin necesitan la independencia. Por el otro, tenemos a CDC que la necesitan para exactamente lo contrario (su largo historial y su ideología neoliberal así lo atestiguan) y queda Esquerra que pretende situarse en un indefinido izquierdismo donde entra todo por omisión con tal de se le añada el sello de nacionalista y se alinea con la derecha para no se sabe exactamente qué.

Yo también, señor Insa, estoy preocupado. Pero no porque vayamos a recibir “todo el peso brutal de las Españas”, sino porque esas “Españas” de las que usted hace referencia no están allende los montes, sino que son también sus vecinos de la calle, sus compañeros en el trabajo, esa señora con la que conversamos en el mercado o esos niños que juegan en el patio del colegio. Y me preocupa, no menos, que el aplicar las leyes de una democracia que hemos construido entre todos sea para usted tan gravoso. Créame que lo más duro no va a ser que se nos obligue a respetar el Estado de Derecho, sino el esfuerzo que vamos a tener que hacer para recuperar la sonrisa de una convivencia en paz. A ello lo invito y en la esperanza de que comprenda la urgencia de aprovechar esta oportunidad me atrevo a ofrecerle mi más sincera colaboración.

Sergio Guzmán

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